Según la revista mexicana GQ en su séptima entrega de reconocimientos en
diferentes áreas como actuación, negocios, diseño y deporte, nombro al piloto
de Fórmula 1 Sergio “Checo” Pérez
como el deportista mexicano del 2013,
no solo reconoció al “Checo” Pérez
como deportista del año si no también le dedico la portada de la edición de
diciembre.
Aun cuando sólo tiene 23
años, ya tiene un largo camino recorrido. Su introducción al mundo de la velocidad
ocurrió a la edad de seis, cuando recibió un go kart para que aprendiera a
dominar el volante como parte de la formación que su papá, el ex piloto Antonio
Pérez Garibay, les diera a sus hijos. Checo
comenzó a correr de inmediato en la categoría Karting al lado de su hermano
mayor Toño.
Aunque obtuvo excelentes resultados, no lo tomaba
como una profesión a futuro, porque para ese entonces creía que lo suyo era el
futbol. Tuvieron que pasar dos años para que reconsiderara su ruta, cuando en
2001 asistió a una carrera en Londres para apoyar a su hermano, que ya era
piloto de NASCAR. En ese momento el estruendo de los motores hizo que la determinación
corriera por sus venas.
“Cuando
lo vi correr, y noté su profesionalismo y esfuerzo, volteé con mi papá y le
dije que eso era lo que yo quería para mí”. Cuatro años y muchos títulos locales después,
como piloto de la Escudería Telmex (que le valieron el sobrenombre “The Mexican
Wunderkind”), se embarcó hacia Alemania para competir en la Fórmula BMW, donde
se llevó el título del piloto más joven en ganar la categoría. Después tuvo
grandes logros durante su campaña en la Fórmula 3 británica, y arrasó en la serie
GP2, en la que ganó carreras en cinco países.
Los ojos de los expertos
estaban centrados en él y, después de graduarse en la máxima categoría como
piloto del equipo Sauber, recibió la invitación para integrarse a una de las
escuderías más prestigiosas del mundo: McLaren. Su ascenso a la Fórmula 1 lo
convirtió en el primer mexicano, después de treinta años de ausencia, en llegar
a ese nivel. Sergio vive en Mónaco desde hace tiempo, ya que su profesión le
exige estar lo más cerca posible de las pistas en todo momento. Es un grado de
compromiso completamente inusual para un joven de su edad. “Vivo bajo un
régimen muy estricto. El entrenamiento físico es básico, además de la
preparación mental.
En cada carrera pierdes
aproximadamente tres kilos, y factores como el calor intenso y el estrés son
desgastantes, así que necesitas tener un buen equilibrio alimenticio y de
condición física que te mantenga al cien por ciento”. Eso lo aprendió durante sus
años en la Escudería McLaren, que abandonó hace pocos días y que, según él mismo,
fue uno de los periodos más difíciles de su carrera: “Cuando entré tenía el
coche más rápido del año pasado, y pensé que llegaría a pelear por el
campeonato. Desafortunadamente fue todo lo contrario; resultó ser un auto muy
malo e inconsistente a lo largo de las prácticas y entrenamientos, con el que
tuvimos problemas para entrar a los puntos. Fue muy difícil adaptarme a esta
nueva variante.
Normalmente se aprovechaban
los viernes para preparar el fin de semana, y nosotros los invertíamos en explorar,
probar cosas nuevas en el auto. Fue un año bastante complicado al tener un
coche cambiante en el que no siempre me sentí cómodo y al que por lo mismo no
le pude sacar el máximo provecho”. Sin embargo, Sergio tiene una personalidad
determinada y segura. Al hablar de su carrera y trayectoria se pone tan firme
como si platicáramos de negocios, pero también reflexiona sin rencores: “Fue muy
especial formar parte de este equipo histórico.
Siempre fui fan, así que
estar en el team de muchos de mis ídolos, y en una etapa tan importante como su
50 aniversario, es de las mejores cosas que me han pasado”. La actitud
sumamente madura, aun siendo tan joven, y su sorprendente capacidad para
adecuarse a situaciones adversas antes y durante una carrera, son
características de este gran piloto. “Tienes
que encontrar la manera de enfocarte en lo tuyo y meterte en tu zona: al final
del día todos somos humanos y nuestro humor nos afecta en todo lo que hacemos; he
corrido enojado o triste, y hago cosas diferentes para desconectarme y dar mi
todo en cuanto subo al coche. Desgraciadamente estoy en un medio en el que
podrías tener un gran año, pero si en una carrera te va mal, te recordarán por
ello y eso no lo quiero para mí.”
Fuera de los pits Sergio es
un joven común y corriente que sale, se divierte y convive con sus amigos de la
pista y de la vida. “Los días que más disfruto son los que salgo a divertirme y
puedo estar con mi gente. Y, aunque mi familia vive lejos de mí, tengo la
oportunidad de verlos seguido. Ellos me han enseñado a nunca perder el piso, a
disfrutar cada momento con intensidad y a aprovechar el éxito para ayudar a
quienes lo necesiten. Hace unos meses presentó en Guadalajara su primer
esfuerzo social, la Fundación Sergio
Pérez, que canaliza apoyo para instituciones de niños huérfanos por medio de
eventos de beneficencia. Para el primero Checo
viajó a Guadalajara y participó activamente en la subasta de pinturas para
apoyar a casas hogar de su tierra natal. A pesar de la distancia, Checo lleva a su país en la mente y el
corazón. A él no lo maneja un piloto automático, sino una determinación y una
pasión encomiables. No hace más que enorgullecernos de que un mexicano crezca
así, velozmente, en las pistas del éxito