El futbolista mexicano Andrés Guardado y su esposa Sandra de la Vega soñaban con bautizar a su segunda hija, Catalina, en su México natal, rodeados de sus familias. Sin embargo, la pandemia hizo que tuvieran que cambiar de planes.
Decidieron, finalmente, bautizar a su pequeña, de diez meses, en Sevilla, en la Iglesia de San Antonio María Claret, con su «nueva familia»española. En el restaurante Abades Triana, el futbolista, un «principito» en las Grandes Ligas europeas, se emocionó por los brindis dedicados a su hija Catalina. Pero dejemos que sean ellos quienes nos lo cuenten.
Habla Sandra de la Vega la madre de los hijos de Andrés Guardado
—¿Qué emociones se mezclaron en ti durante el bautizo de Catalina?
—¡Yo estaba muy intensa en bautizarla, y pensé que no se iba a lograr! Para mí era muy importante, aunque no pudo venir la familia y los amigos de México. Eso medio un poco de nostalgia, pero sé que de corazón ellos estaban. No pudieron venir ni mis papás, ni mi mejor amiga, que es una de las madrinas. Así lo quiso Dios, pero nuestros amigos de aquí, que son nuestra nueva familia, nos hicieron sentir plenos y nos ayudaron en cada detalle.
—¿Superó la ceremonia y la reunión tus expectativas?
—Sí, totalmente. Yo estaba nostálgica, nerviosa, dudosa, pero después de lo que vivimos no me quedó ninguna duda de que bautizar a Catalina ahora fue una buena decisión. Ella sintió una energía muy bonita. Estuvo feliz todo el día y el día anterior: bailaba, se reía, no quería dormir su siesta. En la noche, se despertó de tres a cinco… pero estaba muy contenta.
—¿Quiénes fueron los padrinos de tu hija y por qué ellos?
—Mi mejor amiga de Guadalajara, aunque no pudo venir; mi mejor amiga de Valencia, y mi primo, que trabaja en Madrid, y sí se pudo desplazar a Sevilla. Mis hermanos o los hermanos de Andrés, o nuestra familia de sangre, siempre van a estar para Catalina, porque son amores incondicionales. Ahora, sus padrinos también la aman.
—Es preciosa la familia viajera que has formado junto a tu esposo. ¿Qué valoras de Andrés como pareja, como padre y como futbolista?
—¡Hemos formado una familia muy bonita! Nuestro objetivo es que nuestros hijos tengan una infancia feliz. De Andrés, podría decir un montón de cosas buenas. Es increíble la entrega que tiene hacia nosotros, el tiempo que nos dedica. Ha sido un papá presente y muy preocupado por cada detalle. Como pareja, nos equilibramos mucho. Siempre llegamos a un punto medio en el que buscamos el bienestar de nuestra familia. Además, siento que ha sido muy paciente y que ha sabido llevar muy bien toda esta situación. Es un hombre entregado a su familia.
—Después de unos meses tan duros, ¿cómo están sus ánimos y esperanzas?
—Ha sido difícil para todo el mundo. Lo hemos vivido con paciencia y tratando de afrontarlo de la manera más positiva posible. Al principio, estábamos nerviosos por cómo lo iban a llevar los niños, pero nos han dado una gran lección. Han llevado muy bien el tema del confinamiento y eso nos ha ayudado a nosotros a permanecer positivos.
—¿Cómo es Máximo en su papel de hermano mayor?
—¡Está súper contento con su hermana! Estábamos nerviosos, porque él fue hijo único por muchos años, pero Catalina lo busca mucho y eso hace que él esté contento, porque se siente el importante de la casa, el niño mayor. Está haciendo un papel excelente.
Habla el futbolista Andrés Guardado
—Andrés, Sandra, Máximo, Catalina o tú… ¿quién es el capitán de su familia?
—¡Claramente Máximo! Es el capitán y lo seguirá siendo. Llegó con mucha fuerza a este mundo y no se le ha quitado con el nacimiento de Catalina. Él es el que marca el ritmo de nuestro día a día. Es un niño que ha venido con un ángel impresionante. Cuando Catalina ve a Máximo se le ilumina la cara.
Ella, siendo tan pequeñita, se vuelve loca de alegría solo con ver a su hermano. ¡Es impresionante cómo le sonríe!
—¿Cómo viviste el bautizo de tu «princesa»?
—Fue un momento muy bonito, por lo inesperado. Desde que nació teníamos en la cabeza que la bautizaríamos en verano, en México, con nuestras familias y amigos de toda la vida, pero al final, por las circunstancias, no pudo ser así.
Ya no quisimos demorarlo más y la bautizamos en Sevilla, con nuestra familia sevillana. Hemos encontrado grandes amigos. Fue un festejo muy bonito, con gente con la que hemos forjado unos vínculos muy fuertes en poco tiempo. Estas personas nos dan mucho y nos han permitido vivir un momento muy bonito con Catalina.
—¿Cuál fue el momento más emotivo de la ceremonia?
—Obviamente, cuando el sacerdote te indica cómo guiar a tu hija, pero después, durante la comida, fue muy emotivo el momento del brindis, cuando los padrinos dieron unas palabras y nos dimos cuenta de lo significativo que ha sido para ellos este papel. Estamos muy contentos con ellos y es reconfortante, como padres, saber que no nos equivocamos al elegirlos. ¡Fue la mejor decisión!
—¿A quiénes extrañaron más?
—Creo que a todo nuestro círculo de México: a los abuelos de Catalina, a los tíos, a los «tíos postizos», nuestros amigos de toda la vida. Sin embargo, aunque ellos son insustituibles en nuestras vidas, fue un festejo muy bonito y alegre.
—¿Por qué eligieron el nombre de Catalina?
—¡Solo porque nos gustaba! Antes de que naciera Máximo, decíamos que si era niña se llamaría Catalina. Estábamos los dos de acuerdo. Lo teníamos muy claro. ¡Por decreto, ya teníamos el nombre!
—A lo largo de los últimos años te hemos visto dedicando goles a los tuyos. ¿Qué es para ti la familia?
—La familia lo es todo, la base del ser humano, lo más importante que me ha pasado. Hay gente que enfoca su fuerza en otras cosas, pero yo me centro en mi familia. Mis hijos y mi mujer son los que me dicen que nada es tan grave, si llego a casa y los veo con salud y felices, conservando su inocencia. Gracias a ello, vivo todo con mayor madurez.
—Catalina nació en septiembre. De septiembre de 2019 a julio de 2020 el mundo ha cambiado mucho, pero ¿en qué han cambiado ustedes?
—El mundo ha cambiado mucho, pero nosotros no hemos cambiado. Más bien, nos hemos reafirmado en lo que creemos. Somos lo que somos y nadie va a venir a salvarnos. Después de todo lo que está pasando, sabemos que no necesitamos más que estar unidos. En el mundo pueden pasar mil cosas, pero juntos tratamos de borrar lo malo dentro de casa.
—México, Holanda, España... ¿Qué tienen de especial estos países para su vida profesional y personal?
—¡Lo tienen todo! México es mi país, donde están mi familia, mis amigos, donde me formé como profesional. Mi país me dio la oportunidad de llegar a lo más alto y saltar a Europa: a España, principalmente, y después a Holanda, un país que me subió a otro nivel profesional, y donde nació mi hijo. Vivimos tres años maravillosos allí. Es difícil describir el agradecimiento que siento por España y por Holanda. Ahora, vivo encantado en Sevilla, pero tuve experiencias muy enriquecedoras en La Coruña y en Valencia.
—El día del bautizo de tu hija, ¿con qué futuro soñabas para ella?
—¡No solo ese día! A diario, agradezco a Dios, y a la vida, porque ella está sana, y de que mantenga la inocencia.
—¿Qué has encontrado en tu esposa que la ha convertido en madre de tus hijos y compañera de vida?
—Mi esposa tiene todo lo que un hombre busca en una mujer. Es súper trabajadora, entregada a su familia, educada, de valores que difícilmente se encuentran hoy. Sandra tiene estos valores muy arraigados en su cabeza y en su corazón. Todo esto la hace ser una mamá y una compañera de vida inigualable. Como hombre, estoy muy agradecido por haberla encontrado y que sea la madre de mis hijos.
Pase lo que pase, sé que mis hijos tienen una madre que los hará felices y luchará para que nunca les pase nada malo.
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